Publicado en el Orlando Sentinel

Cuando Florida fue admitida en los Estados Unidos en 1845, nuestra primera bandera estatal Estaba adornado con un lema de tres palabras: Déjanos en paz.

Es un concepto simple, pero lamentablemente, uno que es ignorado con demasiada frecuencia por políticos desconectados de la realidad que se inclinan ante los deseos de sus donantes multimillonarios y de la élite corporativa para entrometerse en nuestras vidas y poner en riesgo nuestras libertades.

La buena noticia es que aquí en Florida, la constitución de nuestro estado le da a Nosotros, el Pueblo, una forma de contraatacar.

El proceso de enmiendas impulsado por la ciudadanía en nuestro estado ha empoderado durante generaciones a los floridanos comunes para aprobar políticas que mejoran nuestras vidas y fortalecen nuestras comunidades. Mediante enmiendas impulsadas por la ciudadanía, los votantes han aumentado el salario mínimo, exigido transparencia a nuestro gobierno, instituido la educación preescolar voluntaria universal y clases con menor aforo, y protegido nuestros recursos ambientales.

Seamos claros también: actualmente, el proceso para incluir una enmienda en la boleta electoral en Florida ya es uno de los más estrictos del país: requiere casi un millón de firmas para incluirla y el apoyo del 60% de los votantes para aprobarla.

Para ilustrar lo difícil que es obtener el apoyo a la ley 60%, la constitución original de Florida, que fue aprobada por el pueblo de nuestro estado en 1868, ¡solo recibió el 59.95% de los votos!

Pero ahora, los políticos y los intereses especiales adinerados están tratando de reescribir las reglas para mantener aún más el poder en sus manos en lugar de permitir que la gente tenga voz y voto.

El gobernador Ron DeSantis y los legisladores de Tallahassee han presentado este año diversas propuestas que limitan drásticamente las enmiendas ciudadanas, lo que atenta contra nuestra capacidad de participar en la democracia. Y están acelerando el proceso legislativo para aprobar estas propuestas.

Eso está mal para Florida y es un síntoma de un liderazgo que está más interesado en sus propias ambiciones políticas que en escuchar a la gente a la que fueron elegidos para servir. 

Deberíamos empoderar a la gente para que tenga más voz, no ponerle más restricciones. 

La belleza de nuestro proceso de enmiendas es que no tenemos que estar de acuerdo en todas las enmiendas. 

Ciertamente he votado en contra de numerosas enmiendas y también he apoyado muchas de ellas. Pero mi voz se escuchó directamente en estos temas, al igual que la de mis vecinos. Todos coincidimos en que merecemos que nuestra voz se escuche en las urnas.

No necesitamos que políticos desconectados de la realidad y que han olvidado a quién le deben realmente responder restrinjan nuestro poder.

En lugar de agregar más restricciones a un proceso ya difícil, unámonos para luchar por nuestra libertad de tener voz y voto utilizando la democracia directa que nos promete la constitución de Florida.

Porque nuestras voces merecen ser escuchadas.

 
Amy Keith es directora ejecutiva de Common Cause Florida. Common Cause es una organización de base no partidista dedicada a defender los valores fundamentales de la democracia estadounidense.