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Las noticias falsas se vuelven virales
Con una sobreabundancia de historias contaminadas y a menudo inventadas que se filtran en sus canales de noticias, el pueblo estadounidense se ve bombardeado por noticias falsas. En el ámbito político, donde los ciudadanos dependen en gran medida de un liderazgo transparente, es necesario contrarrestar la desinformación.
En un simposio de la Brookings Institution sobre la crisis de desinformación celebrado la semana pasada, un panel de investigadores y periodistas intentó diseccionar una crisis de los medios que está socavando los valores democráticos ahora más que nunca.
Las noticias falsas no son nada nuevo. La feroz competencia de los periódicos a finales del siglo XXEl El siglo XX produjo una era de sensacionales periodismo amarillistaHoy, gracias a Internet y a la explosión de las redes sociales, historias sensacionalistas y falsas pueden llegar a millones de personas (y difundirse entre millones más) en cuestión de horas.
Llenamos nuestras redes sociales con personas que comparten nuestros puntos de vista. Pasamos por alto historias triviales de fuentes confiables en favor de titulares escandalosos de fuentes cuestionables. Aceptamos la presentación de información errónea (y luego la compartimos) porque parece plausible o porque nuestros amigos y familiares la compartieron. Al hacerlo, estamos perdiendo nuestra lealtad a la verdad.
Afortunadamente, tenemos el poder de recuperar la verdad. Existen sitios de verificación de hechos que permiten diferenciar rápidamente entre verdades y mentiras. FactCheck.org La editora en jefe, Lori Robinson, dijo a la audiencia de Brookings que estos sitios monitorean las declaraciones de los políticos y refutan las afirmaciones falsas para combatir la rápida propagación digital de la desinformación. Los sitios de verificación de datos también cumplen funciones preventivas, ya que es más probable que los políticos digan la verdad si saben que están siendo monitoreados públicamente.
En términos más sencillos, un escepticismo saludable sobre la validez de las fuentes y las historias puede ser de gran ayuda para combatir la propagación de la desinformación. Puede que estemos afrontando una larga batalla contra las noticias falsas, pero con enfoques reflexivos y escépticos a la hora de informar, podemos avanzar hacia una ciudadanía más informada.
Si bien necesitamos un gobierno que apoye una prensa libre e independiente, también necesitamos una prensa que se proponga proporcionar información precisa y una ciudadanía que valore la verdad. La reforma de la crisis de desinformación comienza con nosotros. Si exigimos la verdad, especialmente cuando es incómoda, podemos encontrarla.
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